El objetivo de esta formación es aprender a diferenciar en la escala de adaptación, que se desarrolla de menor a mayor gravedad así;
- Adaptación saludable
- Estrés agudo
- Trastorno adaptativo
- Trauma-T
- Trauma-t
- TEPT
- Trauma-C
- TEPT-C
El síndrome de adaptación, conocido popularmente como estrés, es una forma de aprendizaje con un intervalo de ajuste entre la resiliencia y la autodestrucción, en función de tres factores; el primero, que reconocen las visiones diagnósticas de finales del siglo XX, es la intensidad del evento que da lugar al proceso y la manera en cómo transcurre.
El segundo, que empezamos a tener en cuenta desde 1997, tiene en cuenta las características internas de la persona, su neurobiología, su apego y su sensibilidad sensorial, así como su historia personal. Y el tercero, que ha empezado a considerarse seriamente desde 2006 y que puede ser definitivo en el tratamiento, es la opresión proveniente de la red social y cultural en la que está inscrito el sujeto.
En particular, el Trauma-C y el TEPT-C merecen una mención especial, pues sólo en los últimos años comienza a ser comprendido y diferenciado del Trauma-t, Trauma-T y TEPT; el DSM-V-TR aun no recoge este trastorno, y sólo desde 2022 está recogido en la CIE-11, lo que muestra cómo aún hay mucho trabajo que hacer en la comprensión del trauma. ¿Y por qué es importante esta diferenciación? la respuesta es tan sencilla como contundente; tratar a un paciente con TEPT-C con el mismo protocolo que usamos en TEPT es iatrogénico, causa retraumatización y aumenta el riesgo de suicidio.
A la vista de esta diferencia tan abismal entre un enfoque terapéutico y otro, que conlleva incluso que algunas técnicas fuertemente recomendadas en TEPT son iatrogénicas en TEPT-C, merece el esfuerzo reflexionar sobre nuestros conocimientos sobre el trauma y sus efectos, por lo que nos hemos esforzado en esta formación en clarificar estos conceptos y ofrecer una visión integradora del Trauma y el Trauma complejo.